No hubo. Actuó el piloto automático. Estupenda metáfora de catorce años de victorias merecidas y no conseguidas. El Trampas tuvo su propia medicina. ¡Qué lástima que no hubiéramos ganado de fuera de juego ó penalti injusto en el tiempo extra! Obviamente como el Madrid y su afición no saben ganar con humildad sólo saben perder con soberbia. Adios a los últimos mercenarios rastreros (sí...hablamos del beato Falcao) y bienvenida a los próximos judas desagradecidos.
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