YACHT ROCK: EL NORTHERN SOUL DE TOLEDO

 Cuando los noticiarios en pleno hablaban del trigésimo aniversario de esa inconmensurable gilipollez llamada"batalla naval de Vallecas" no me vino a la cabeza ninguno de esos tradicionales desvaríos ibéricos en los que una turba de idiotas se arrojan diversos materiales con saña festiva. Puede que a más de uno le asaltaran las imagenes de simiescos rituales como la tomatina, la "cordá" de Paterna u otros intercambios de fluidos y estruendos entre sujetos sin dos dedos de frente. Cabe la posibilidad de que a más de un zopenco le resulte tremendamente evocador bañar en vino peleón y rebozar en mugre a otros semovientes como él y de paso despertar por cojones a todos los paisanos que duermen, sin respetar la libertad de la gente ("...es que cómo son fiestas...") La ingente cantidad de cretinos en esta superlativa chorrada de Vallecas nos haría suponer una intensa y mayoritaria "nostalgia marinera" con ocasión de las fiestas en honor a la Virgen del Carmen. Otra asociación de ideas más afortunada me proyectaría a una añoranza más auténtica del olor a salitre y de la espuma de las olas, algo que siempre había estado presente ignorando que tenía nombre : Yacht Rock. Esta denominación partía de una grotesca serie para internet bautizada Yacht Rock en 2005 y que satirizaba las carreras de varios célebres artistas de rock adulto en torno a la figura ficticia del promotor Koko Goldstein. Se mofaba con exceso de sal gorda de las carreras de artistas como Christopher Cross, Kenny Loggins, Hall & Oates, Toto, Michael Jackson, los Eagles ó Giorgio Moroder (aquí un extraterrestre). La serie fue pronto cancelada pero la etiqueta tuvo éxito y arraigó como sinónimo de música inofensiva para niños pijos del rock. Englobaba el período de transición de los 70 a los 80 presentándolo como de un edulcorado y domesticado soniquete F.M plagado de vaciedad y clichés a cargo de músicos de éxito, que realmente residían en su mayoría en los exclusivos muelles de Marina del Rey. Este sonido que arranca del soft rock contaminado de R&B y disco-funk, es reivindicado ahora por los nuevos reyes de la balearica (escandinavos y australianos) por medio de remezclas de antiguos temas AOR y postales sonoras de fino espiritu californiano. El tinte peyorativo desaparece y se reivindica orgullosamente como la perfecta banda sonora de ese "verano sin fín" que Bruce Brown dejó inacabado en celuloide. Muy importante es señalar la alargada influencia del "Discovery" de Daft Punk, encabezando el orgullo de reivindicar estas fuentes siempre consideradas como huecas ú horteras. Este "rock del yate" siempre lo habíamos tenido entre nosotros, sin conocer su nombre aunque si su naturaleza. Puedo volver a ser un niño y sí José Guardiola (el de verdad... el cantante, no el tótem del nacionalismo paleto) mirando al mar soñaba... yo sueño con el mar oculto tras el horizonte áspero y feo del paisaje sagreño. Desde hace mucho, mucho tiempo y en una galaxia no tan lejana, los pubs y locales de copas del norte toledano difundían este tipo de música de forma natural. No ha sido tan dificil disfrutar entre sus muros el "Rodeo Drive" de los Crusaders, el "Never too far to fall" de George Benson, el "Only you" de Chicago ó la clase francesa de Alphonse Mouzon ó Patrick Juvet con "Pase folle de moi". Los vinilos de Pages, Bugatti & Musker, Donald Fagen, Michael McDonald, Brenda Rusell ó Player con los adhesivos que acreditaban su condición de importados, inundaban las cabinas. Eran abastecidos por distribuidores tan señeros como Toni Martín, Toto, Wah Wah, JL, Quality, Level ó Lightning, incluso Discoplay ó Madrid Rock. Han sobrevivido a las modas hasta prácticamente el cambio de siglo. A la inmensa mayoría de los antiguos asiduos de estos efervescentes centros nocturnos, les sonará a chino la etiqueta del "yacht rock". Pero los aficionados más receptivos podrán citarte temas de Dr Hook, Wings, Hall & Oates, Janis Ian, Boz Scaggs, Chris Rea, Al Jarreau, la E.L.O ó Steve Miller Band sin mayores problemas, aún sin conocer que se engloban dentro del estilo. Los paralelismos con el "northern soul" son diversos: cierta analogía geográfica entre parajes feos e inhóspitos (pero de distinta condición), superación de la muerte cronológica de un estilo y su persistencia en el tiempo, culto de discos dificiles de conseguir (nunca editados en CD en gran parte), y un estilo muy reconocible (aquí disco rock suave sin aristas, y allí stompers de ritmos marcados con raigambre motown). De entre esa red de entrañables oasis nocturnos recordamos con más afecto Pink Panther (Yuncos) ó Linea 3 (Esquivias). No está tan muerto ni estaba de parranda... permanece en el aire, el mismo que llenaron de sonidos increíbles el metódico Javier Truchado, el versatil Antonio Sánchez Vaquero, y la inexplicable destreza del valdemoreño DJ Felipe H. También el aroma yacht rock se mantiene gracias al enciclopédico cariño de Jose Luis González Esquivias ó al ecléctico mundo del colectivo Bicrond Xergra (fabricando un curioso tema new wave con un sample del "Second hand news" de Fleetwood Mac ó anticipándose al uso ajeno del "Je suis un rock star" de Bill Wyman a las Dolly Rockers. Todo ello en su anterior encarnación como La Noche Del Cometa(Pas) que no sabemos si ha pasado a mejor vida ó es paralela a su perezosa época actual.) Así... en  las horas previas a la marabunta, el DJ calienta en la banda con la música suavemente rítmica que nos ha pertenecido siempre. Gracias a ello podremos visualizar una dulce noche de verano junto a una vaporosa y curvilinea mujer con el tranquilo océano en torno a nosotros, aunque realmente nos encontremos en la anodina frontera del secarral (entre la nada y algún polígono destartalado). Aún mantengo mi afiliación a la irreductible secta del casette, en este perenne invierno del alma ... tras las ventanas de un norte toledano, que nunca tuvo palmeras.