"Ustedes los que me escuchan ahora son de otra generación...espero que mejor que la nuestra. No siento tener que dejar atrás el siglo XX. Si alguien me escuchase (no se trata de algo científico, más bien de una opinión puramente personal): desde mi asiento todo parece muy distinto, el tiempo se escapa y el espacio carece de limites... no existen las personas ni el yo, y me siento totalmente solo.(...) Decidme acaso si el hombre, esa maravilla del universo y gloriosa paradoja que me ha enviado a las estrellas...¿sigue aún exterminando a sus hermanos y permitiendo morir de hambre a los hijos de sus vecinos?" Este amargo monólogo del coronel George Taylor al comienzo de El Planeta De Los Simios, ¿refleja fielmente la lúcida perspectiva de la extrema lejanía y aislamiento del navegante espacial? Hace ya una semana recordábamos la peripecia del quincuagésimo aniversario del lanzamiento de Gagarin a la inmensidad del espacio, con el comisario político más cercano a miles de kilómetros hacia abajo, en Baikonur. Taylor era un hombre profundamente desengañado y refugiado únicamente en la curiosidad científica. Ya no sentiría como Ulises, ningún deseo de regresar aunque en todos los casos la travesía supone una senda iniciática hacia el autodescubrimiento. Ignoro si Yuri Gagarin compartía una visión parecida cuando escrutaba la Tierra en su vehículo orbital, pero es una metáfora certera de la existencia. La experiencia del conocimiento personal que implica el viaje, señala la diferencia fundamental entre el mero turista y el auténtico viajero. El transeúnte es la esencia de la provisionalidad ó la volatilidad y pasa de puntillas sobre la mayoría de los aspectos de la vida, con una mentalidad pobre y supeficial prendida sobre cuatro esloganes repetidos como mantras. El viajero interviene en su trayecto vital, y la visión de diversos paisajes le hace cuestionarse y crecer mentalmente, oponiendo el crecimiento individual al gregarismo ovino. También se conmemoraban los noventa y nueve años del hundimiento del perfecto símbolo de la soberbia y la autoindulgencia: el Titanic. Tampoco podíamos dejar de recordar ese atisbo de justicia que era la captura y ajusticiamiento de ese excremento llamado Adolf Eichmman hace cincuenta y un años. Lo que se denominó en relación a este caso la "banalización del mal" no explica ni por asomo la proliferación de Eichmmans y el respaldo mayoritario o la indiferencia más radical de la población hacia repugnantes genocidas como Stalin, Hitler, Mao, Kim Il Sung, Pol Pot o El Partido De Los Jovenes Turcos. Nos gustaría abrazar esa antigua anticipación del futuro con el ser humano habiendo superado la cosificación y eliminación del contrario, y ya unificados y en paz colonizando las galaxias. Esta temprana y bonita estética del space age pop y The Jetsons, se vería muy pronto sobrepasada por la más distópicamente verosímil de Charlton Heston maldiciendo ante una enterrada Miss Liberty ò la engañosa sociedad libre en "Cuando el destino nos alcance". Las dos últimas siglas casi siempre fueron mentira, por lo que esta comunión de intereses podrá adquirir un tono más mercantil al estilo "Soylent Green" como: EREs del Sur & Txusitos del Norte S.L, Fredy Sitel Corp.o Pozos Negros Papes. Sus socios podrían denominarse S V TD (Solo Veo TeleDeporte) y Enjuagues Fedetri. Estoy totalmente seguro de que soy un pelmazo pero mis gustos y opciones estéticas aún me pertenecen. Son muy capaces de imponer "por mi bien" la Educación Para La Ciudadanía Sección Adultos Rama Ocio (por muy estúpido y descabellado que parezca ahora mismo...puede que sea el dogma inamovible de pasado mañana). El futuro es hoy, y por desgracia, ya no es lo que era.
La letra de los Carpenters es demasiado pesimista.Te deja helao.Suena a adios a todo.
ResponderEliminar